miércoles, 25 de julio de 2012

Onceavo mandamiento

Recuerdo que en la secundaria comencé a escuchar esta frase, el mensaje era "no estorbar", y se utilizaba muy comúnmente cuando una de tus amigas o amigos querían quedarse a solas para comenzar el ligue.
Tenía mucho tiempo que ni siquiera lo pensaba, y precisamente hoy vino a mi mente pero con otro significado y otra aplicación.
El esfuerzo de 6 meses hoy culminó con un desastre. La materia que más me gusta y la cual domino, cerró con un tache!! Debí entregar una maqueta con mis trabajos, la cual yo ya tenía planeada, algo original, sencillo y llamativo, pero por falta de tiempo no pude lograr.
Me siento frustrada, avergonzada y hasta enojada conmigo por haber dejado que pasara. Me dí el lujo de hacer lo que siempre hago: hacer lo que los demás deben de hacer y dejar pendiente lo mío. No aprendo!, debí dejar que rodara el mundo y yo enfocarme a lo mío.
Si no me ayudas, no me estorbes!!! eso es lo que debí decir, pero no lo hice. Ahora  veo que yo no soy la redentora del mundo (demasiado tarde), y aunque el resultado ante mi profesor fue el mejor, yo no estoy a gusto, duele ver que mi esfuerzo y mi dedicación a esa materia no terminó como yo lo quería.
De ahora en adelante aplicaré este onceavo mandamiento y lo repetiré hasta el cansancio, y aunque sé que no me puedo desconectar por completo de mi familia, sí puedo darle prioridad a mis estudios y a mi vida.
Solo espero que la lección sea aprendida también por quien propició el desastre y pueda cooperar al menos, NO ESTORBANDO!
Siempre de una mala experiencia se puede aprender algo...





sábado, 14 de julio de 2012

Abrazando el momento...

Es difícil identificar esos  momentos especiales que marcan tu vida, normalmente clasificamos e identificamos los malos ratos y los recordamos con mayor frecuencia. Tendemos a olvidar, a dejar pasar situaciones y cosas que nos provocan sonreír. 
Pero realmente cual es el momento indicado para decir que eres feliz? Y Que tu vida te está dejando un buen sabor de boca? Cuando ves que haces feliz a los demás, cuando decir "te quiero" cumple el requisito, cuando tus fallas te traen conocimiento y experiencia, cuando al terminar el día no quedó pendiente ninguna sonrisa. Entonces, cual es la razón mas importante para seguir viviendo? Tú!, tus anhelos, tu búsqueda constante de la felicidad. Es difícil mantenerse constante, y aunque la fórmula para se feliz no existe, solo hay que estar alertas para no conformarse y dejar de buscar. En cada momento de nuestra vida que traiga chispas de felicidad, es cuando hay que abrazarnos a él con todas nuestras fuerzas, disfrutarlo, exprimirlo y beberlo ya sea a tragos grandes o poco a poco, pero nunca dejar pasarlo de largo, realmente esto es lo que nos mantiene en ésta vida, los buenos momentos, las alegrías, no importa de quien vengan, puede ser del ser que mas amas, o simplemente de alguien a quien acabas de conocer. Solo tienes que dar amor en cada una de las cosas que haces y abrir los brazos para recibirlo también. Abrázate a ese momento por pequeño e insignificante que sea, tal vez haces más feliz a alguien que a ti mismo.

jueves, 12 de julio de 2012

Rebelde con causa...


"La rebeldía es una manera de expresar la necesidad de movimiento", que en el caso de mi hija, desde el vientre mostró ser una pequeña muy inquieta y especial, siempre buscando un lugar especial, hasta para dormir acurrucaba su cabeza entre mi brazo y mi torso, como queriendo esconder su cara de la luz del sol.
Su apresurada necesidad de movimiento nos obligó a colocarla a muy temprana edad dentro de su andadera, y a sus cortos 11 meses de edad, corría ya en cualquier espacio que se le permitiera. Desde pequeña, cualquier obstáculo era un reto, no había cinturón de seguridad, protección o barrera que le impidieran mover su diminuto cuerpo, ello le ganó el sobrenombre de Houdini, era impresionante ver cómo se escurría entre los cinturones de seguridad y deslizarse hasta colocar sus pies sobre el suelo y dirigirse a su objetivo: la libertad!!
Su necesidad de movimiento a mí nunca me pareció fuera de lo normal, entendía su inquietud y su pasión por lo complicado porque siempre fue así, era estresante dejarla de ver por un minuto, cuando volvía la vista hacia ella, su posición ya era en un lugar más alto que su cabeza, su lugar favorito: la mesa!!
A sus cortos 3 años comenzamos a buscarle alguna actividad que le hiciera perder un poco de energía y comenzó con sus clases de natación, era divertidísimo ver cómo asoleaba a los instructores porque a la nena le encantaba echarse clavados todo el tiempo, sin medir el peligro, ella se aventaba y los profesores corrían a sacarla y más tardaban en decirle que esperara sentada su turno, cuando ella volvía a hacer su entrada a la alberca con un gran chapuzón y la sonrisa tan característica de ella como diciendo "miren, ahí voy de nuevo"!!!!! Eso obligó a la escuela de natación a contratar a una nueva instructora, casi exclusiva de mi pequeña rebelde.
A los 6 años encontramos una escuela de gimnasia cerca de casa, casi por instrucciones del ortopedista la metimos a esa actividad por un problema de rodillas y por el cual tenía que hacer media hora de puntas al día, al no lograr que lo hiciera, llegamos a la conclusión de que el ballet o la gimnasia la ayudarían. La clase muestra de ballet fue un fracaso, ni siquiera logramos que entrara, no le gustó, y en gimnasia la aprobación fue inmediata. Después de un año de asistir dos horas diarias, era impresionante ver cómo subía con sólo sus brazos una cuerda de 5 metros, quedarse ahí hasta que el instructor la obligaba a bajarse. Así fue como confirmamos que mi hija era amante del peligro, de los retos, de su libertad de movimiento.

Dejamos la gimnasia un tiempo por razones económicas y volvieron a la natación en la alberca municipal, en la cual los clavados eran limitados sólo a los días viernes y al ver que ya no era divertido, desertó, no había la magia que algunos años atrás  había vivido.
Hace tan solo año y medio, por prescripción médica, nuevamente, nos vimos obligados a inscribirla a la gimnasia, deporte que ella escogió, a los 3 meses la entrenadora la subió de nivel, y al año comenzó con su primer competencia, en la cual obtuvo primer lugar en los 4 aparatos y medalla de segundo en puntos por escuela. Es indescriptible ese día, su cara de felicidad, la satisfacción de sentirse la mejor en su categoría y clase, el comprobar que algo que ama le traería  el orgullo de decir que era buena en ello y además, disfruta hacerlo.
No dejo de asombrarme cómo llega a las competencias sin miedo, cero nervios, yo mordiéndome hasta los dedos y ella tranquila como la noche. Y al final de cada competencia, aunque no haya obtenido los primeros lugares, regresa feliz a casa con sus medallas de segundo y tercer lugar, no hay mejor ejemplo a seguir que ella, saber perder con dignidad y apreciar lo ganado, aunque no haya sido la mejor.
Ahora después de 4 competencias , 13 medallas y sus hermosas fotografías, me llena de orgullo decir que aquella pequeña rebelde, inquieta, terca y valiente ahora enfoca su energía a un objetivo: ser la mejor sin importar su dolor de las manos, los golpes en las rodillas, los estiramientos que la hacen llorar y el cansancio de entrenar  60 horas al mes.
Amo a mi  niña, quien con tanto amor he cuidado y alentado a perseguir su sueño, en quien yo he puesto toda mi fe para ser alguien importante en la vida, en quien yo he creído desde que la vi subirse por primera vez a la mesa sin ayuda de nadie. Esta es mi Lili, mi linda chiquita enojona y rebelde. Se parece a su madre!! (tenía que decirlo!!)


Gracias a Eduardo Oliva por la edición de esta foto, es hermosa!