jueves, 27 de septiembre de 2012

Shhhhhh... no pienses en voz alta.

Bien es cierto que la lengua es más rápida que la mente, cuando te has dado cuenta, la boca ha dicho más de lo pensaba decir tu mente.
Muchas de mis palabras no deberían salir de mi boca, suelo meter la lengua donde no debo (es lo mismo que meter la pata), sólo que en este caso, no son mis acciones lo que me llevan a tener este sentimiento de haberla regado, si no mi boca, y mis malditas palabras!!!
Últimamente trató de pensar bien lo que voy a decir, pero soy como un tocadiscos antiguo, que comenzando a girar ya no para, y cuando me doy cuenta he dicho lo que no quería decir.
Por eso, el silencio se está convirtiendo en mi mejor aliado y aunque me cuesta trabajo, hago el esfuerzo. No ha sido fácil callar y escuchar a los demás, callar para no herir, callar para no pelear, callar para no crear duda, callar para no tener que mentir y callar para poder sonreír.
Pero también he guardado silencio para escuchar lo que mi alma está gritando.

 

lunes, 24 de septiembre de 2012

La Educación duele

La maternidad es una de las partes de mi vida que más me ha dolido, yo que me jacto de decir que tengo el umbral del dolor muy alto, quien se dejaba hacer una amalgama sin anestesia, que las heridas de las 6 cirugías que tiene mi cuerpo han sido dolorosas pero soportables y puedo decir que, "no es para tanto" como muchas mujeres suelen quejarse. Pero es inolvidable ese dolor de 12 horas de trabajo de parto y verlo culminado en el quirófano  debido a una cesárea. Ah! pero el dolor del que hablo no es corporal, es ese dolor del alma al ver que un ser, que no ha pedido venir al mundo, ahora depende 100% de este imperfecto ser humano (o sea, yo!), y repetir esto dos veces más.
Mis hijos y yo hemos aprendido a no cometer tantas fallas, ellos por su lado, entienden que soy estricta en las áreas más importantes como la escuela, su educación moral, la religión, y en su salud. Con respecto a educar su carácter he tratado por todos los medios de no modificar ni su forma de pensar, sus gustos, sus ambiciones o deseos, esa es la esencia de cada uno de mis hijos, no quiero 3 hijos perfectamente iguales a los cuales con una palabra mía ellos sean completamente automatizados y cumplan mi santa voluntad, en pocas palabras, no repetir el patrón que hubo en mi casa  con mi madre y del cual yo si logré romper a tiempo.

Me duele educarlos porque dentro de esta sociedad desequilibrada, las madres y los hijos no saben distinguir entre lo que se debe hacer y hacer lo que siempre han venido haciendo, ya sea por tradición o porque así las educaron a ellas. Yo siempre he dicho el el problema más grande que sufre nuestra sociedad es una madre que no sabe educar a su hijo, poner límites y enseñar que la vida tiene reglas que no deben romperse, sobre todo cuando ya afectan a terceros.
Desde que son pequeños han luchado con lo que viven en casa y lo que ven fuera de ella. Muchas veces he tenido que corregir actitudes aprendidas en casa de los primos o los amigos, quizás en el momento no lo entendían, pero ahora agradecen y se alegran de haber tenido los límites marcados, eso les ha abierto las puertas en cualquier lugar y el cariño de quienes los han conocido.

No todo es miel sobre ojuelas y aunque parece fácil, no lo ha sido, he tenido que soportar palabras hirientes como: "te odio", "ya no te quiero", "eres una mala mamá", "mi abuela me quiere más", o en el peor de los casos, aguantar el silencio, ese silencio que más me duele y que quisiera que se rompiera con una palabra hiriente.
 
Yo fui educada, cuando lo meritaba, con la ayuda de un cinturón de piel color café, el cual siempre estaba a la mano, de esa mano tan veloz de mi madre, a la cual no le guardo rencor debido a que conforme fui creciendo, fui entendiendo que cada golpe llevaba dolor pero el aprendizaje incluido.
 
De la misma manera aprendí a educar a mis hijos, no lo considero violencia, siempre le he dado el nombre de correctivo, cuando las palabras no son suficientes para que su inteligencia lo procese, el golpe viene a darles en el cuerpo la enseñanza y el recordatorio para que no se les vuelva a olvidar (un golpe jamás se olvida). Y aquí es donde viene mi dolor, me duele, quizá más que a ellos, y aunque soy consciente de que esto me evitará dolores futuros, no dejo de sentir dolor en mi alma. Después de ese correctivo, viene la plática, donde no pueden ver que me duele más que a ellos, mostrar debilidad provoca que sepan que son mi punto débil. Regularmente todo termina en un "lo siento mamá" acompañado de un beso y un "te amo".

Dejo esta canción en honor a todos esos niños que son golpeados sin razón y a mi madre, ella tuvo una madre que la golpeaba mucho.


 










 

domingo, 16 de septiembre de 2012

Hoy hace un año...

El aniversario de la independencia de mi país siempre me recordará aquella noche en que la necesidad de una independencia comenzó a despertar en mi, pero yo no pienso esperar tanto tiempo como duró nuestra guerra: 11 años...
A partir de esa fecha comenzó en mí un cambio el cual  a diario pienso: "si este es el último día de mi vida, quiero disfrutar cada paso que doy hacia mi muerte, ello incluye no dejar que nada ni nadie impida que yo disfrute de lo que me hace feliz".
Esa noche encontré el valor de decir lo que sentía, toda una gama de sentimientos explotaron al son de  los fuegos artificiales de la ciudad. A pesar de ello, una tristeza surgió en mi, ese sentimiento de no estar haciendo lo correcto, el sentimiento ególatra y a veces creo que caprichoso que no me dejaban en paz.
 
Durante ese día, a pesar de que mis sentimientos estaban a flor de piel y nadie imaginaba lo que pasaba dentro de mi corazón, hubo una enorme luz que apareció en el justo momento y que me ha ido iluminando el camino hasta el día de hoy.
En el transcurso de todo este año he aprendido que la vida aunque tenga sus malos momentos, realmente vale la pena vivirla, saborearla, luchar por perseguir mis sueños y sin dejar que nadie me reste, que no me quiten lo único que no quiero perder... mi tiempo.
En este momento se me viene a la mente una frase que leí en el blog de un amigo, la cual dice así: "Estoy muriendo, no me hagas perder el tiempo", esa frase se me ha quedado tan gravada porque aplica a mi vida, quiero gritarla hasta que, quien debe escucharla, la entienda.
 
Es increíble ver el cambio que he sufrido de esa fecha al día de hoy, no sólo físicamente, si no, emocional y  profesionalmente. Ahora entiendo esa palabra que escuché por primera vez de uno de mis mejores amigos "REINVENTARSE" la cual he aplicado este año y los beneficios de hacer las cosas diferente, de llevar a cabo mis sueños y de ir en busca de otros, ha sido completamente satisfactorio, qué puedo decir? mi rostro no puede ocultar lo feliz que me siento de haber iniciado un gran año, que hoy no termina, si no continúa para que sea todavía mejor que los 366 días que acaban de terminar dejándome el mejor sabor de boca que he podido experimentar en mi vida.
 
No me queda mas que decir GRACIAS a la vida porque me ha dado la oportunidad de volver a sentir algo en mi corazón cuando yo creí que había dejado de latir.
 
Hoy quiero decir que soy feliz, pese a todo lo que en mi vida no se ha resuelto, lo que  todavía está por venir y no será fácil, soy y quiero seguir siendo una mujer llenando día a día su vida con chispas de felicidad que a la alarga podrán dejar de ser chispas para convertirse en una gran llamarada.




 



 
 

viernes, 14 de septiembre de 2012

Buscando respuestas...

Toda la vida estamos cuestionándonos cosas muy simples  y  tenemos que enfrentarnos con respuestas que no nos gustan. Respuestas incompletas, en ocasiones incorrectas o a veces tan negativas que preferimos olvidar hasta qué rayos preguntamos.
La inconformidad ante las respuestas me han llevado a crear nuevas preguntas, como dice el dicho, la misma gata pero revolcada, que es exactamente el preguntar una y otra vez lo mismo pero de diferente manera. O en el peor de los casos, dejar de preguntar, que según yo, sería mas sencillo que recibir la respuesta no deseada.
No puedo comprender cómo es que tenemos que aceptar algo con lo cual no estamos de acuerdo, si la respuesta es porque así debe ser, definitivamente no estoy conforme, quiero encontrar el sentido a algo que según yo, puede tener una respuesta diferente. Cuando me preguntan algo y no les gusta mi respuesta, simplemente tienen que darse media vuelta y hacer lo que mejor les parezca. Pero en mi caso, el haber preguntado  a quien no debía, y peor aún, haber escuchado la respuesta y acatarla, me llevó a una amarga decepción, me deprimí y a final de cuentas entendí, tarde ya, que la respuesta la tenía yo, solo que no quise verla, me dio miedo entenderla y llevarla a cabo. Ahora viviré con la consecuencia de no saber preguntar, no preguntar a la persona correcta o preguntar algo que debí meditar yo sola.
Pero no todo es un error, las cosas suceden por una razón, y no me quedaré sentada lamentando una decisión que quizás es la correcta y no la he querido ver así.
Y no todas las respuestas a mis preguntas se me van a responder en el momento de preguntar, ahora comprendo que la paciencia y la esperanza son dos virtudes que tengo que desarrollar y aguantar lo necesario a que las respuestas de mis interrogantes se den en el momento que esté lista para recibirlas.
 
No importa cuánto tiempo tenga que esperar, algún día llegará la respuesta que deseo...

 

jueves, 13 de septiembre de 2012

Niña, Dónde estabas?


Recuerdo mi infancia con mucha melancolía. Fue una de las etapas más importantes en mi vida donde hubo de todo!! Si de todo, desde la tristeza más profunda, la muerte, carencia, abundancia, juegos, novios de a mentis, bulling, amigos, muchos amigos, locuras, besos, acoso y lo que nunca falta en un niño: mucha alegría!!
Digo que recuerdo con melancolía porque a más de uno se nos antoja volver a vivir esa etapa, aunque quisiéramos hacer una que otra corrección y volver a vivirla. Mi infancia, a pesar de todos los sentimientos y experiencias vividas, la considero feliz, siempre fui la típica niña aventada a hacer todo aquello que los demás niños y niñas hacían. Me gustaba mucho andar en bicicleta, patines, subir los árboles, chapotear en los charcos, ir por los mandados, andar de metiche en las casas de mis amigas y jugar a todo aquello que se les ocurriera. Pecaré de presumida pero me encanta hacerlo, nadie, repito, nadie me ganaba en saltar la cuerda, a correr, o a brincar el resorte y a pesar que siempre fui un modelo compacto, mis piernas parecían tener resortes que me ayudaban a destacar en este tipo de juegos. Ya con el tiempo esas habilidades fueron desapareciendo como a los 11 años poco después de mi primer cirugía del pie o con la llegada de la pubertad, me cuesta trabajo recordarlo.

 
La infancia de mis hijos quizás no tiene ni la mitad de lo que yo viví, sin embargo, trato de hacer con ellos algunas cosas que pueda ayudarles a recordarla con la misma añoranza que yo.
El domingo pasado fuimos al museo del niño, "El Papalote". Es un museo que se encuentra en la ciudad de México, a media hora del lugar donde vivimos. uno de mis hijos, el más pequeño, no lo conocía. Es un lugar en donde los papás y los hijos participan en las mismas actividades, todos los juegos son lúdicos y con temas de atracción para ellos. Yo como mamá, aunque me sienta grande, regresé recordando  y aprendiendo cosas nuevas. Fue fantástico subirme una vez más a un columpio y a un tobogán, jugar con pompas de jabón, hacer papiroflexia, jugar a los científicos o redactores de un periódico. Eso me recuerda cuando jugaba con mis amigas a hacer un programa de radio, yo hacía la voz de Ernie de Plaza Sésamo jajaja... Fue un día inolvidable! Volví a ser niña, aunque procuro de vez en cuando recordar sonreír, dejar de preocuparme, vivir el momento y otras cosas más, que son actitudes de un niño y que son necesarias en mi vida para hacer de mi día lo menos pesado que se pueda, ayer comprobé que no sólo la actitud es importante, también las actividades físicas que hace un niño son de gran ayuda.

 
Desgraciadamente no todo es alegría, también recordé un poco con amargura mi etapa depresiva, que desgraciadamente afectó en determinado momento a mis hijos, esa etapa en dónde mamá no sonreía, mamá no los llevaba al parque, mamá no participaba en sus juegos y prefería estar enojada y apartarse de aquellos momentos que no volverían jamás. Pero mirando atrás no resolveré nada de lo que ya fue... Hoy en este momento, río a carcajadas de sus ocurrencias, sus peleas interminables, adoro los golpes que recibo a diario por los bochos amarillos que se nos atraviesan en el camino, me llena de alegría ver que regresan de la escuela contentos y hambrientos, adoro esos momentos cuando enfermos o por el miedo me piden dormir en mi cama, es tan gratificante verlos hacer con pasión lo que más les gusta, pero lo que más amo, es cuando mamá está enferma y ellos se vuelven los guardianes de mi sueño y enfermeros de mi salud, no es agradable estar enfermo, pero con estos tres grandes seres que Dios me ha dado, pienso que la enfermedad es un gran placer...

Disfrutar cada momento que mis hijos me han regalado es un vicio, un placer y una deliciosa y enorme pastilla de felicidad en mi vida. Con ellos he aprendido a ser madre, maestra, doctora, chofer, chef, y lo más importante, que he aprendido a volver a ser niña. Gracias mis niños, gracias por llenar cada hueco de mi ser, por ser la gasolina que inyecta a mi motor, por compartir y mostrarme la manera de vivir mejor, sus risas son mi alimento diario.
Cada etapa de su vida me ha dado aprendizajes diferentes y amo cada una de ellas, pero sé que cuando esto termine y no haya niños en casa, trataremos de sacarlos a pasear y mostrarlos al mundo de vez en cuando. Los amo.
 

domingo, 2 de septiembre de 2012

Pesadilla



Cuando vi por primera vez este capítulo de los Simpson reí como loca, realmente se me hizo muy divertido, pero en la vida real no lo es.

Cuando me fui a vivir a Toluca tuve la fortuna de hacer muchos amigos. Nunca me había percatado de la facilidad que tenía para hacer amigos, yo decía que ese talento sólo lo tenía mi hermano. Mis amigos, en especial varones eran de todos los grupos de primero y tercer semestre. Recuerdo a unos amigos de tercer semestre que comenzaron a hablarme debido a que su balón de básquet fue a aterrizar en mi cabeza. El gnomo, como lo apodaban  era un chico ya más grande que todos los demás y por su no linda cara fue que se ganó ese apodo. Debo confesar que era aterrador a simple vista y un tipo rudo al cual mas de 100 le tenían miedo y respeto, pero como amigo logró enseñarme el ser humano tan lindo que era.
Otro personaje que logré conocer ahí fue Renato, un chico no más alto que yo, nariz de boxeador, cara cacariza por los barros, piel blanca y poco cabello todo despeinado, parecía un bebé grandote jajaja. Usaba unos tenis enormes que lo  hacían verse aún más gracioso.
Sé hizo muy buen amigo mío debido a que él iba en el salón de mi hermano. Salíamos a receso e inmediatamente estaba en la puerta de mi salón esperándome. Mis malvados compañeros le decían mi mascota. Confieso que en esa etapa de mi vida aproveché muy bien el tiempo y no hubo momento en el cual yo no estuviera sin novio. Cuando era novia de Carlos(QEPD) Renato aprovechaba mis rato libres para estar conmigo. Era divertido, casi como un bufón, hasta que se le ocurrió declararme su amor.... Ya no fue divertido nunca más!
Al terminar con Carlos, Renato comenzó a hacer de mi vida un verdadero martirio. Inventó cosas de mi que supuestamente el ex novio había dicho y me metió en problemas. Hablé con él y le expliqué que yo no le iba a hacer caso y menos si hacía esas tonterías. Pues la caricatura de los simpson se queda corta!! En cualquier lugar a donde yo iba, el estaba ahí. Llegó a darme mucho miedo. Cuando creía que ya me había librado de él porque lo dieron de baja por inasistencias, pues no! 8 en punto de la noche y él estaba en mi camino de regreso a casa... Mis amigos reían todos los días contándoles donde había sido el lugar del desafortunado encuentro, echaban apuestas acerca de ello jajaja. Llegó el momento en que Oscar me llevaba todos los días a casa y a los 5 minutos de entrar sonaba el timbre.... era él!!!
El día que mis papás me dijeron que tendríamos que regresar a Izcalli me gustó mucho. Yo era feliz en mi anterior hogar porque allá estaban mi mejores amigas y cuando le conté a Renato que me iba a ir, se quedó callado y  me sorprendió tanto que sólo me di media vuelta y me fui. Mis amigos que estaban viendo la escena no perdieron de vista a Renato y sólo vieron a un tipo loco acercarse a la puerta de un salón y golpear con sus puños y cabeza todo lo que se dejara, mis amigos confiesan que hasta ellos se acercaron a calmarlo. Al siguiente día lo vi todo golpeado pero nadie hizo comentario de ello y él se limitó a decir que se había peleado.
Después de tantos episodios desagradables tuve que decirle de mala manera  que lo quería lejos de mi vida. Y así fue. Pero como en esta vida todo vuelve, una vez que fui a Toluca en camión, poco después de haberme mudado, me lo encontré con el uniforme de la cruz roja. No me saludó(obvio) y yo me hice la que nunca lo vio. En otra ovación me llamó a mi casa en Izalli y me dijo que estaba por el aeropuerto y que si podíamos vernos, yo me negué.
Ahora por azares del destino, mi marido está en contacto con él debido a sus labores en la cruz roja. Mi marido sabe ahora la historia y cada vez que puede se burla hablando de mi "admirador", jajajaja.
No puedo ni imaginarme cómo lucirá. De verdad que no tengo la más mínima curiosidad o ganas de verlo.
Cada vez que veo este episodio de los Simpson lo recuerdo. Ahora parece gracioso, y sí río de recordarlo. Pero en el momento en que pasó, yo quería que eso terminara. No considero esta historia tan mala, de todas las experiencias se aprende algo, y ahora lo comento con mis hijas, porque en todo momento habrá o hubo un Renato en nuestras vidas.