lunes, 14 de mayo de 2012

Cuando la caída es inevitable… o más bien, cuando la buscas hasta que la encuentras.



Hay una oración católica en el cual se habla del “valle de lágrimas”, que no es más que nuestra vida cotidiana. Según la biblia, fuimos expulsados del paraíso gracias a Adán y Eva, y fuimos condenados a trabajar y sufrir para poder conseguir nuestro sustento.
Pero nuestro Dios no es tan malo, o más bien, solo tuvo sus cinco minutos y después como un buen padre amoroso, nos dio su perdón. Dentro de los regalos que nos concedió al crearnos, nos dio 3 dones los cuales, se supone, debemos usar para salir adelante en nuestra estancia aquí en la tierra. Estos son: la libertad, la voluntad y la inteligencia.
Estas tres cosas, dones,  o como le quieran llamar, son lo que hacen la diferencia entre cada uno de nosotros.
La libertad: según el diccionario es la facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos. Hay más definiciones, pero a  la que me quiero enfocar es a ésta.
Sé que uno es el resultado de sus acciones, de sus decisiones, buenas o malas, pero cuando tienes bien claro lo que quieres en la vida y esa libertad, la ejerces en la balanza de el  “no obrar”, también tienes que hacerte responsable de ello, no puedes depender de otros para que siempre te estén resolviendo el problema o de plano, la vida! Afronta tus errores, acéptalos, pero resuélvelos también!, enojándote, deprimiéndote o simplemente lamentándote, no vas a hacer que se desaparezcan por arte de magia.
Mas sin embargo, el ejercer libremente actuar, trabajar, cumplir, y la más importante para mi, esforzarte hasta que te duela, tendrá sus consecuencias. No es necesario que lo grites a los 4 vientos, esto se verá reflejado y por consiguiente recompensado, y por supuesto que para bien!
La voluntad: Facultad de decidir y ordenar la propia conducta.
Tu voluntad viene a ser ese angelito o demonio sentados en tus hombros, quienes te dicen si haces tal o cual cosa, sea buena o mala, o según tu visión si lo es o no lo es. Y realmente no creo que a fuerza tenga que ser cualquiera de estos extremos, también el no ejercer ningún tipo de voluntad es, en mi visión peor. Eso de no tomar las decisiones por temor a equivocarte o por no arriesgarte, o de plano por tu #$%& flojera, te lleva a ningún lado y  aunque no lo creas, también tiene consecuencias.
Inteligencia:
1. Capacidad de entender o comprender.
2. Capacidad de resolver problemas.
3. Conocimiento, comprensión, acto de entender.
4. Sentido en que se puede tomar una sentencia, un dicho o una expresión.
5. Habilidad, destreza y experiencia.
Son demasiadas definiciones, pero todas aterrizan en la capacidad de entender. Para poder actuar en una circunstancia, pones a trabajar la  libertad, tu voluntad, y la inteligencia viene a complementar la manera de cómo vas a actuar.  No es necesario ser un Einstein para lograr resolver un problema, simplemente sentarte a estudiar las posibles soluciones, y lo que traerán consigo. Actuar por actuar, o por salir del paso, no es lo que se espera de una persona para lograr resolver los problemas, mucho menos que sólo se quede en el intento.
Esto es lo que se supone que tenemos que hacer para lograr una vida mejor, escoger lo que vamos a hacer, tomar las herramientas necesarias para poder realizarlo y no desistir de hacerlo hasta lograrlo. Así de simple!!
A lo que quiero llegar es que, la ausencia de una de estas tres partes importantes, en cada una de nuestras vidas, circunstancias, acciones, problemas, trabajo, familia etc., nos van a traer más consecuencias negativas que positivas, no puedo, al menos yo, separarlas. No logras cumplir tus metas, propósitos o ideales? Analiza qué parte estás dejando a un lado, o si haz hecho las cosas siempre de la misma manera y es momento de cambiar de estrategia.
No sigas buscando las piedras para tropezar y seguir cayendo, mejor busca nuevos caminos y nuevas piedras, quizás esas caídas te traigan enseñanzas nuevas, y no culpes a los demás de los errores que has cometido con tus decisiones. Si ahora te sientes derrotado, y  no logras levantarte, analiza bien qué parte te está fallando. 

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