domingo, 28 de octubre de 2012

Doña Elenita Pedraza

Doña Elena Pedraza es y será uno de los personajes más importantes de mi vida. Mi abuelita, madre de mi madre, fue una mujer de principios, católica por nacimiento y  convicción que logró inculcar en cada uno de sus hijos sus ganas de salir adelante a pesar de todo obstáculo. Nació en una familia trabajadora, su padre, mi bisabuelo José tenía una cantina en el pueblo y su madre, mi bisabuela Úrsula trabajaba de cocinera en en una casa de familia rica.
Me cuenta mi madre que a mi abuela le gustaba vestir bien desde pequeña, lo cual la orilló a trabajar  cargando los botes de mixtamal de otra gente al molino, o los botes de agua. En aquellos tiempos y en su estrato social, era mal visto que las mujeres fueran a la escuela por lo cual sólo estudió hasta segundo de primaria, las niñas se quedaban en casa a ayudar a cuidar a los hermanos y en las labores del hogar, ella siempre buscó la manera de trabajar en algún lugar donde le pudieran pagar.
Yo no puedo lograr recordar haberla visto sin hacer nada. Fue el motor principal en la economía de su casa, aunque el negocio de la maderería que tenían era de mi abuelo, ella era la administradora, la que conseguía los contratos, organizaba el trabajo, y trabajaba más que cualquier trabajador, incluyendo a mi abuelo, además de tener su puesto de loza en el mercado. Su trabajo siempre dio frutos, logró comprar muchos terrenos y construir su casa. De 10 hijos que tuvo (13 para ser exacta, pero sólo sobrevivieron 10), a 8 les dio carrera. Mi madre aunque no hizo carrera profesional, estudió en colegio de monjas, muy caro para ellos, pero mi abuela siempre se las arregló para pagársela, y le dio una carrera técnica en contaduría. Los demás, entre maestros, ingenieros, abogados y un economista, siempre recuerdan con mucho cariño lo mucho que trabajaba para que no se quedaran en el pueblo y que buscaran en otro lugar sus sueños.
Pero la vida le cobró demasiado caro lo mucho que trabajó, yo recuerdo muy vagamente, un sábado por la tarde, después de trabajar, mi abuela se metió a bañar, de pronto se escuchó un golpe seco seguido de los típicos gritos de mi abuela llamando a mi abuelo: Andreeeeeees!! pero no fue el grito que me asustó, si no lo que transmitió, todos corrimos, pero sólo mi madre y mi abuelo entraron al baño a ayudar. Al sacarla del baño semi inconciente, pudimos saber que algo la hizo marear y caer. Tal vez en el momento no fue lo más alarmante, si no que vino después, los dolores de cabeza, mareos, vómitos: mi abuela tenía un tumor cerebral. Una persona como mi abuela, sin ningún tipo de enfermedad y a la cual sólo se le había visto recostada la cuarentena del nacimiento de sus hijos y a la cual sólo yo vi llorar el día que murieron  2 de sus hijos, y ahora estaba programada para una cirugía para extirparle el tumor, a nosotros, obvio pequeños, yo tendría como máximo 8 años, no nos comunicaban nada hasta el día que fue la cirugía. Fue fatal, sobre todo para una mujer como ella, la muerte hubiera sido mejor, pero Dios sabe porqué sucedió así. En la cirugía su corazón comenzó a fallar, sufrió un paro y decidieron parar, la reanimaron y al lograr regresarla, nos les dio tiempo mas que para dejar su cerebro lo mejor que se pudiera, la tapa del cráneo que habían retirado no la pondrían, sería peligroso puesto que no daría tiempo de que se desinflamara el cerebro y luego volverla a colocar en una cirugía posterior, sería fatal una segunda cirugía. Así que mi abuela sobrevivió, sólo habría que esperar para ver las secuelas de dicha cirugía.
Diagnóstico: Hemiplejía cerebral: Daño permanente en el hemisferio izquierdo del cerebro, mi abuela perdió completa la movilidad de su lado derecho del cuerpo, la pérdida casi total del habla y se le habían borrado la mayoría de sus recuerdos de largo plazo... recuerdos que jamás volverían.
Cuando la pasaron a su cuarto después del tiempo riguroso en terapia intensiva e intermedia, nos dejaron subir a verla, mis hermanos y yo entramos al cuarto, fue desgarrador, nunca la habíamos visto enferma, ella se despertó e inmediatamente después de vernos, se quiso parar y lo único que pudo decir fue "comer, comer"... mi mamá y mi tía comenzaron a llorar al mismo tiempo que la detuvieron y la volvieron a acostar, mi abuela no sabía en qué condiciones estaba, no sabía que no volvería a mover  su pierna, por lo tanto, no volvería a caminar.
Durante 7 años fue cuidada por mi tía Marina, mujer que sacrificó el poco tiempo que le quedaba de vida para cuidarla, tiempo en el cual mi abuela era insoportable, su condición la estaba matando. Al morir mi tía, mi abuela se vio en la necesidad de comenzar a moverse por sus propios medios, mi abuelo no ayudaba mucho, su diabetes comenzaba a cobrar la factura. Dos años después mi abuelo cae en cama y otros dos años después muere. Cómo fue que mi abuela hizo para pasar de ser la enferma a ser la enfermera?? fácil, se levantó, tomó una silla como apoyo para caminar y lo logró. Yo la vi vestirse y desvestirse con una sola mano, la izquierda!! Y así mi abuela vivió otros 4 años más. 15 años después de su cirugía mi abuela murió siendo la misma, luchó hasta con la muerte. Recuerdo 5 días antes de dejarnos, la fui a visitar como todos los anteriores fines de semana de toda mi vida, le dije que la amaba, y ella sin error alguno (su lenguaje nunca volvió a ser igual), me dijo: No me quiero quedar sola!! yo me tuve que salir del cuarto y llorar, cómo podía hacer para quedarme y no soltar su mano? mi abuela no quería morir, a pesar de todo su sufrimiento, no quería dejar este mundo, así en sus condiciones, quería seguir viviendo!!! Gran lección para mí y que nunca olvidaré.
Ella es mi mejor ejemplo de tenacidad, de vida, de lucha, de amor a sus hijos y nietos, nunca se dio por vencida, nunca dejó de vivir, nunca quiso morir.
Hoy a sus 17 años de haber partido, sólo puedo decir que la llevo en mi corazón, la amo y la extraño. Aún después de morir estuvo conmigo en el peor momento de mi vida. Recuerdo que siempre que podía me decía: "te pareces a mi", de lo cual me siento muy orgullosa. Ojalá y en donde estés abuela, estés contenta de que realmente sí, si me parezco a ti y que día a día hago todo lo posible para parecerme a ti.
Gracias por tu ejemplo.
Tu favorita abue!!


















martes, 23 de octubre de 2012

Colgar el saco...

Cuantas veces nos hemos llenado nuestro"saco" de preocupaciones ajenas, de ideas erróneas, de suposiciones, de objetivos inalcanzables, de rencores, de esperanzas, de promesas incumplidas, de besos contenidos, palabras de cariño que nunca se dijeron, de perdones a medias.
Yo he cargado este enorme saco día a día, lleno de esto y más, y para complementar,  he seguido aventándole dentro una cantidad de sentimientos y preocupaciones que ni míos son.
Hace algunos días leí en un blog acerca de colgar el saco refiriéndose a colgar como desprenderse de algo o de alguien, me encanto la comparación porque, en mi saco hay tantas cosas que no son mías, cosas que hacen mucho bulto y otras que pesan demasiado y pueden dejar de estar ahí y que me encantaría dejar dentro del saco y colgarlo, desprenderme de todo aquello que en ocasiones me cansa o mejor dicho, me agota, cosas que en mi libre voluntad y conciencia he decidido cargar, y aunque aún estoy en el proceso de asimilarlo y llevar a cabo esto, estoy emocionada porque así podré dar a cada quien la responsabilidad de vivir su vida y hasta cometer sus propios errores, yo en beneficio, sé que obtendré un poco más de tranquilidad, desapego a lo que me estresa, lo que me enoja, a lo que me entristece.
Debo colgar mi saco, dejarlo ahí y sacar lo que no es mío. Ya mi vida no necesita llenarse de las sobras de los sacos de los demás, mi saco vale igual que cualquier otro, y sólo deberá entrar ahí lo que yo deseo colocar, lo que amo, lo que me hace feliz.

lunes, 22 de octubre de 2012

Los dolores ajenos duelen más...

Cómo sanar una herida que duele y no es tuya?
Es el sufrimiento más común que sufrimos los padres. Ver sufrir a nuestros hijos es algo al cual no estamos preparadados, queremos que la vida de nuestros retoños sea felicidad, sonrisas, gozo. Cuando pequeños caían y las pomadas, besos y dulces secaban las lágrimas. Ahora sus dolores son del alma y no tenemos remedios para ello, los consejos, los apapachos, las distracciones no surten efecto. Cómo decirle a una adolescente de 13 años que el dolor va a pasar? Que todos aquellos cambios en la vida sirven para que en el futuro, aunque duelan, van a pasar y seguiremos adelante.
Cómo aguantar a que superen su tristeza y dolor? Cómo ayudar a sanar un dolor cuando uno mismo sufre por ellos?


martes, 9 de octubre de 2012

El primer amor...

A los 13 años nada es comparable a esas mariposas revoloteando en el estómago esperando esa llamada tan esperada. Yo tenía la certeza que esa llamada no era para preguntarme cómo estaba, ni la tarea (porque no estábamos en el mismo año ni grupo), o para simplemente "conocerme mas"...
Terminé de comer, me apuré a lavar mis platos, a hacer la tarea y cuando sonaba el teléfono, era más veloz que un cheetah hambriento para ir a contestar el teléfono, así sucedió hasta que al fin llegó. Recuerdo perfectamente que al escuchar su voz mis ganas de hacer pipí aumentaron, el estómago me comenzó a dar vueltas, las manos me sudaban, pero mi voz era firme, nada podría delatarme y fingí estar de lo más natural. Después de una hora de charla llegó la pregunta... -Te llamé porque quiero preguntarte si quieres ser mi novia??... (Crit, crit, crit...) Oooobvio que la respuesta era que sí!!! pero como chica buena que obedece los consejos de sus amigas (que ni novio habían tenido, pero era según ellas lo que se debía hacer),  le contesté: - Mañana te digo en el receso... Estúpidaaaaa!!! (pensé para mi), quería decirle que sí, ya!. Y si mañana se arrepiente??, y si no va a la escuela??, toda la tarde los pensamientos negativos, y en la noche sin poder dormir!!!
Después de dar el sí, el cual ni trabajo me costó, comenzó una gran historia, nada pudo ser mejor. No tengo idea de cuánto tiempo pasó para poder tomarnos de la mano, pero si recuerdo que tres meses después de comenzar la historia, logramos darnos un beso en la mejilla, y quizás un mes más para darnos un beso en la boca, claro que muy inocentes los besitos, a los 13 años sólo se tenían en mente esos besos extraños que se veían en las películas y que eran más falsos que nada.
Es lindo recordar los detalles con los cuales te vas enamorando de esa persona (niño, jeje a esa edad todavía apestábamos a pañales),  la primera vez que fuimos juntos a una feria, las tarjetas cumplemes, las cartas en hojas de cuaderno todas arrugadas de guardarlas en la bolsa del suéter o el pants, las horas interminables en el teléfono diciendo las cosas que no puedes decir de frente, compartir la música que nos gustaba, lo cual diferíamos mucho, mientras yo escuchaba a Luis Miguel, él escuchaba a Metallica, lo cual le agradezco que me haya enseñado, ahora Luis Miguel apesta y Metallica es uno de mis favoritos. Fuimos a varias fiestas juntos, nunca bailamos, los metaleros no bailaban jajaja, íbamos a los partidos escolares y a veces por las tardes íbamos a escondidas a caminar a un lago cercano a nuestras casas, y digo a escondidas porque en mi casa nunca se enteraron que yo tenía novio, según yo lo tenía prohibido, al menos hasta cumplir los 15 años... (jajajaja...)
También es divertido recordar las cosas no tan agradables de esa relación, las primeras peleas por celos (no recuerdo otra razón de las peleas), cuando alguno de los dos no iba a la escuela, eso nos ponía tristes ya que pasábamos todos los recesos juntos, y lo más doloroso, cuando llegamos a romper nuestra relación, que fue en varias ocasiones, pero al final de la secundaria, terminamos juntos. Terminar con casi 2 años de relación fue muy difícil, yo sentía que no podría resistirlo, pero la distancia ayudó a superar el rompimiento, nunca hubo un adiós con rencor, al contrario, mucho cariño, yo me mudaba de casa, él se quedaba y no sería posible seguir. Ahí te das cuenta que nadie se muere de amor, aunque a esa edad solemos agrandar nuestros problemas, pero siempre hay alguien que te hace olvidar pronto. 
Cuando mi hija mayor pasó por su primer noviazgo estuve al pendiente todo el tiempo, recuerdo esas tardes inolvidables sufriendo después de una pelea, no quería que mi hija pasara por algo así, pero cuando terminó con el novio ni cuenta me dí, mi mamá tampoco se daba cuenta jeje. Ahora está con su tercer o cuarto novio, la verdad que ya le perdí la cuenta, pero hace unos días, mi hija menor, nos llegó con la noticia de que ya tenía novio....... UPS!! creo que por estar tan ocupada no me percaté que ya estaba en edad (maldito o bendito segundo de secundaria, nos ha dejado marcadas a las 3), aaah y para colmo!!!, es vecino de mi mamá, así que no sólo lo ve en la escuela, si no que la nena se quiere quedar en casa de la abuela... adiós tranquilidad!!!
Yo sólo espero que este inicio de noviazgo de mi hija le deje un buen sabor de boca (auch! no me la imagino dándose besos con el chamaco!) jajajaja. Como mujer y habiendo vivido mi primer noviazgo de lo mejor, deseo lo mismo para mi hija, lo único que me duele es ver que mi niña ha comenzado a crecer, hace algunos meses aún decía guacala al mencionarle que se daría besos como la hermana con el novio, hoy comienza a aburrirse, a estar de mal humor, a tener la mirada perdida mientras sonríe, a salir de la casa de la abuela con cualquier pretexto.
Me siento feliz de que mis hijas me tengan la confianza y me comuniquen los cambios que hay en su vida, ellas saben que me preocupan y que simplemente quiero estar al tanto por su bienestar. Doy gracias a Dios por esas dos hermosas niñas que me ha prestado, son lo más parecido que he tenido a una hermana y por esa simple razón siento que las amo mucho más.

 
 
 
 
 
 
 
 

domingo, 7 de octubre de 2012

Primera clase de manejo...



Aún recuerdo la primera vez que mi tío Tino se orilló en la carretera y me dijo: maneja pelona (aún me dice así), y yo tuve que perder la maravillosa oportunidad de manejar por no saber hacerlo!!
Llevaba años pidiendo a cualquiera de los 4 hombres de la casa que me enseñaran a manejar, y la respuesta de siempre fue: hasta cumplir los 18 años. De los 15 a los 18 mis años pasaban muy lento esperando el momento de tener mi credencial de elector e ir a tramitar la de manejo.
Cuando por fin fui a tramitarla, me hicieron un examen, el cual pasé perfectamente, llevaba años estudiando cada movimiento que mi papá hacía al manejar. Preguntaba qué significaba cada cartel, cada número, señalamientos; sabía de memoria las velocidades y cuando hacer los cambios, puedo decir que sabía manejar sin haberlo hecho antes... pero sólo en teoría, nunca me había atrevido a manejar sin la autorización de mi papá, era mas grande mi miedo a su enojo que las ganas de manejar.
Y cuando llegó el día, mi hermano mayor me pasó al volante, me empezó a explicar, yo obediente esperé el disparo de salida....
Sé que no fue mi mejor desempeño, pero 4 clases fueron suficientes para poder salir de la colonia y dirigirme hacia la libertad...
Estoy segura que mis hermanos se sienten orgullosos de su pupila, haber aprendido de tres conductores diferentes me ayudó a tomar de ellos lo mejor. Presumo de no haber sufrido ningún accidente,  de ser una conductora responsable, aunque sí disfruto de la velocidad. Y como buena conductora, al estar al volante, al igual que mi papá, a mis hijos les explico todo lo que puedo, sobre todo respetar los reglamentos de tránsito y aunque saben que no me gusta cometer infracciones, les gusta que maneje rápido. Amo la libertad que se siente al estar al volante!!!
Todo esto lo recordé hoy porque le di a mi hija su primera clase de manejo y me siento orgullosa de ella y obvio, de mi porque no hubo desesperación, gritos o frustración, si no todo lo contrario, fue divertido con un poco de nervios, pero imperaron las risas.
Es una excelente alumna, aprendió rápido a encenderlo, el cambio de velocidad, solo de primera a segunda, y aunque le falla frenar despacio y sin que se le apague el auto, su desempeño al volante, para ser su primera vez, me gustó mucho, vamos por un buen camino...

Qué será de mi...?

Me das y siento que me quitas para que valore lo que me queda.
Andas conmigo el camino y de pronto  sueltas mi mano y me dejas andar sola.
Te siento detrás mio y yo soy quien no quiere que me alcances.
Me consta tu cariño pero a la vez creo que en momentos te olvidas de mi.
Me alejo de ti y eres tú quien no quiere soltarme.
No quiero entenderte sin embargo cada vez eres más claro en lo que quieres de mi.
Te pido para otros, me das a mi y de pronto no sé que hacer con tanto.
Hoy quiero decirte, Padre mio, que te amo, no me olvido de ti, no me alejo.
Necesito de ti porque en este momento no sé qué será de mi...