Día especial

Fue un día especial,  una noche mágica,  tú ahí,  yo apenas y pude decirte hola y rozarte con mis dedos.  Me moría de ganas de tomarte y tenerte junto a mi,  eres mi vicio,  sin embargo prometí no acercarme y dejar que alguien más fuera tu compañía.  Pero a pesar de todo, verte de lejos fue mi consuelo y ver el resultado de esa gran noche me conforta.  Pero no lo vuelvo a hacer,  mis manos me quemaban,  sufrí al no sentirte,  es la única y última vez que estoy en algo importante sin ti.  Sin embargo te trataron muy bien,  lo pude ver,  creo que hasta te gustó,  pero no importa,  hasta yo te he sido infiel.  Pero a partir de hoy volveremos a ser inseparables.  Te amo tanto. 

Soledad acompañada

No hay peor soledad que la que te hace sentir alguien que vive a tu lado.  Esas mañanas sin un beso al despertar,  las despedidas frías,  las comidas en silencio, los enojos sin réplica,  las películas sin comentar, el teléfono sin un Te quiero y las noches sin pasión.
Se extraña el calor del cuerpo,  las caricias sin razón,  la cálida mano al caminar, el beso en la frente,  el abrazo inesperado,  las pláticas sin palabras,  dos latidos al mismo son. 
Se siente el vacío de una habitación donde dos respiraciones se dirigen en sentido contrario.  Cuando las miradas no van en la misma dirección,  cuando las espaldas se encuentran en cada anochecer, cuando mi cuerpo se encuentra postrado en la cama y mi mente en otra habitación. 
No hay peor soledad que la que te inunda cuando la compañía no es con la que deseas bailar.