martes, 21 de abril de 2015

Soledad acompañada

No hay peor soledad que la que te hace sentir alguien que vive a tu lado.  Esas mañanas sin un beso al despertar,  las despedidas frías,  las comidas en silencio, los enojos sin réplica,  las películas sin comentar, el teléfono sin un Te quiero y las noches sin pasión.
Se extraña el calor del cuerpo,  las caricias sin razón,  la cálida mano al caminar, el beso en la frente,  el abrazo inesperado,  las pláticas sin palabras,  dos latidos al mismo son. 
Se siente el vacío de una habitación donde dos respiraciones se dirigen en sentido contrario.  Cuando las miradas no van en la misma dirección,  cuando las espaldas se encuentran en cada anochecer, cuando mi cuerpo se encuentra postrado en la cama y mi mente en otra habitación. 
No hay peor soledad que la que te inunda cuando la compañía no es con la que deseas bailar. 

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