lunes, 19 de noviembre de 2012

Nada mas importante que sonreir...



 Después de tantos años, esta semana, mis hijos y yo hemos salido de viaje solos. Experiencia muy enriquecedora, en donde vivimos cosas maravillosas y también aprendí muchas otras.

 El festival internacional del globo en León Guanajuato era para mí, desde hace dos años, un sueño. Haberlo vivido me ha llenado de alegría, me sentí como una niña en una tarde Reyes, feliz y sin poder creerlo aun. Mis grandes cómplices, mis hijos, hicieron un enorme esfuerzo por acompañar a su mami, cosa que les agradezco enormemente porque solo durmieron 2 horas. Al principio sólo hubo quejas y caras largas, pero al pasar los minutos y el sol se iba elevando al mismo son de la música y los globos, el ánimo no se quedó atrás, la sonrisa tanto de ellos como la mía fueron enormes!!
 Debo confesar que he salido muchas veces con ellos a lugares conocidos y cerca, y esta vez, quizás por ser un lugar lejano y desconocido me sentía nerviosa y creo que lo notaron, llegó el momento que por un par de tonterías, mamá se enojó y mis hijos con toda la sabiduría que Dios les ha dado, me tranquilizaron y me enseñaron que las cosas que me suceden no son tan graves, hay que dejarlas ir, sonreír y pasarla bien. Me sentí una niña con lección nueva, lo mejor de todo fue que me la dieron ellos. No hay mejor momento en la vida que ver a tus hijos apoyándote y motivándote.

 Ahora veo claramente que me conocen y saben que a pesar de tener suficiente carácter y determinación para hacer las cosas, saben que no soy tan fuerte. Es bueno ser mamá de niños tan inteligentes y sensibles.
Las personas que me conocen saben que mi determinación al hacer las cosas es contundente. Si saben que quiero hacer algo, simplemente lo hago y esta vez no fue la excepción. Desde que hice el plan de venir a este hermoso lugar, confié que se haría realidad, aunque hubo unos obstáculos y quienes vendrían conmigo se arrepintieron, salí avante, y heme aquí! Sonriendo, viviendo y disfrutando junto a mis hijos, los amores de mi vida, un espectáculo hermoso que guardaré en los mejores de mis recuerdos y aunque las fotografías no son del todo tan buenas como yo hubiera querido, las atesoraré enormemente.



miércoles, 14 de noviembre de 2012

Sólo estás aprendiendo

Los errores que cometemos son la mejor manera de recordar que estamos vivos.
No llores ni te enojes por lo que te acaba de suceder y no te gustó cómo terminó. Simplemente haz un alto, pero sólo lo necesario y segue adelante para poder corregirlo, no te detengas, la vida no termina ahí, tu camino es largo, las oportunidades y alegrías son interminables, estan tocando a tu puerta, no olvides dejarlas entrar y gozarlas. Eres inteligente y fuerte para levantarte y volver a comenzar.
Es mas sano errar y aprender, que arrepentirte de no haberlo intentado.
Si te has equivocado es bueno porque sabrás que este error no volverá a suceder.
Recuerda, cada día aprendes algo. Yo hoy aprendí de ti que, sólo alguien tan valiente vive los riesgos de la vida y enfrenta sus equivocaciones. No te aisles, confía y comparte, alguien más te sabrá entender y apoyar moralmente. Anda!! Sonríe y deja que tu trabajo y la vida, te regalen otra vez, lo mas hermoso que tenemos: seguir aprendiendo.
Te quiero.
(Esta carta de apoyo se la he escrito a un amigo a quien quiero como un hermano).

sábado, 10 de noviembre de 2012

Cicatrices que sangran de vez en cuando...

Hace 13 años la vida me parecía fría, gris, dolorosa, mi sonrisa se había perdido, el llanto y la tristeza me acompañaban a donde quiera que fuera. Recuerdo que ir a la cama era sinónimo de dolor y por primera vez en mi vida, el pensamiento suicida rondaba mi mente. Los problemas parecían enormes debido a mi depresión y la falta de un hombro en el cual llorar, el dolor estaba literalmente,  ahogándome.
Pero bien dice el dicho que "no hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo aguante", así que el dolor pasó. Una de las razones por las cuales logré pasar este mal momento, fue la llegada de mi segunda hija, Lilí, mi pequeña rebelde. A pesar de que ya había experimentado anteriormente la maternidad, en esta ocasión, Lili trajo para mí, el consuelo, la alegría perdida, las ganas de levantarme y de seguir caminando, así que ser madre por segunda vez, fue tan especial como la primera, o quizás un poco más.
Hoy, como todos los años, me he permitido llorar mis 20 minutos. Pero a diferencia de otros años, hoy entendí que aunque algunos recuerdos duelen, siempre traen consigo, la enseñanza.
Puedo decir que si en la mañana me encontraba llorando por lo que el nacimiento de mi hija me recuerda año tras año, ahora, en este momento, lo escribo y lo comparto porque ya no me afecta como antes, el rencor y la tristeza ya no aparecen, y cada vez que recuerdo lo sucedido, sólo tengo que ver a mi hija y recordarme que cada dolor, cada sufrimiento, es decisión de cada uno, se elige sufrir, así como también se elige soñar, vivir feliz y se elige cada cosa en nuestras vidas que nos llenará de satisfacciones.
 Mis heridas hechas hace 13 años ahora son cicatrices y solo duelen cuando las toco, una que otra sangran después de frotarlas, pero me he hecho el propósito de no tocarlas más. Hoy lucho día a día para ser feliz por lo que soy, no por lo que tengo o por los que me rodean, he aprendido que si alguna vez el dolor me rebasó, fue porque yo lo permití.
El aprendizaje de hoy fue que, yo decido en mi vida!!  Y he decidido vivir tan plenamente que no importan las cosas que haga ni lo loco que parezcan, siempre y cuando eso me haga feliz.
 
 
 

domingo, 4 de noviembre de 2012

La nena de papá...





Este blog está dedicado a mi padre, el hombre que más admiro sobre  de la tierra. Mi gran maestro, compañero de trabajo, apoyo, guía y consejero.
 

Después de 3 varones y tres decepciones, llegó la nena de papá! Mi padre desde su primogénito quiso que fuera niña, anhelaba una hermosa niña que lo abrazara, lo besara y de la cual sentirse muy orgulloso. Pero oh qué sorpresa!! Nací yo, y no es que me justifique, pero eso de ser última y entre puros varones, mi actitud no era del todo femenina, había que saberse defender y estar al par, al menos con los dos hermanos que me antecedían.
Sé que mi padre no estaba del todo orgulloso de que fuera una rebelde sin causa, aunque nunca lo dijo, siempre recuerdo que me llamaba mucho la atención por mi forma de ser. Me encantaba andar por todos lados jugando con mis primos, trepar los árboles, andar en bici, mojarme bajo la lluvia, a veces hasta jugar trompo y yoyo. Y mi madre que no ayudaba, recuerdo mucho sus palabras: “tu padre que tanto deseaba una hija y mira lo que le salió”, eran palabras duras y que antes eran como una pedrada lanzada por una resortera, pero aun así nunca quise cambiar, siempre preferí usar pantalones o short que una falda o vestido, eran incómodas, y aún lo sigo pensando.
Después de mi infancia y adolescencia, donde mi contacto con él era muy poco, llegó la etapa de la rebeldía contra mi madre, mi papá supo controlarme, inteligentemente me abordaba, terminaba aconsejándome y yo terminaba haciendo lo que él me pedía. Cuando decidí ir a la universidad y estudiar lo mismo que él, se puso muy contento porque sabía que eso nos uniría. Y sí, desde hace 15 años trabajamos juntos, me ha enseñado lo que en la escuela no, y sobre todo he aprendido que la honestidad y la ética profesional es mi mejor carta de recomendación.
Admiro mucho la vida de mi padre, a sus 70 años recién cumplidos, puedo decir que es la experiencia andando. Me encanta escuchar sus anécdotas a las cuales siempre le echa de su cosecha, yo le llamo “sabor” y mi madre le dice que es un “largo”, jaja. Su narrativa siempre lleva una chispa de buen humor y aunque a veces la lágrimas ruedan por sus mejillas, siempre es grato escucharlo, más bien un gran placer!
A sus cortos 16 años dijo adiós a su hogar y se fue en busca de su futuro. Llegó a la ciudad con tan sólo una muda de ropa y una maleta llena de sueños. Vivió en casa de su abuelo materno y pronto consiguió un trabajo de barrendero en una fábrica de autos. Al poco tiempo lo ascendieron a obrero, actividad que realizó por muchos años y continuó hasta ya después de casarse con mi madre. A la edad de 31 años, después de que yo nací, estudio la preparatoria y  con el impulso de mi madre, estudió la carrera de dentista, profesión que hasta el día de hoy sigue ejerciendo. Cuando terminó su carrera, yo tenía la edad de 6 años, él tendría 37, una edad avanzada, pero nunca detuvo su sueño. Casado, con 4 hijos y un trabajo de medio tiempo y estudiando por las tardes, no fue obstáculo para lograr su objetivo.
Yo realmente tengo pocos recuerdos de convivencia con él, cuando  llegaba a casa, mi madre ya nos había mandado a dormir, así el llegaría a descansar y no sería molestado por nosotros. Al otro día por la mañana cuando me despertaba, él ya había salido a trabajar. Aunque no trabajaba los fines de semana, todos salíamos desde temprano al pueblo, llegábamos a casa de mis abuelos maternos y hasta el domingo por la tarde regresábamos. A pesar que todos los fines de semanas era lo mismo, la convivencia con él era casi nula, yo me iba a jugar todo el tiempo, era como si tampoco estuviera.
Al llegar mi adolescencia, recuerdo que lo evitaba, me daba miedo, y hasta para pedirle permiso para ir a una fiesta necesitaba de la compañía de alguien para atreverme a hablarle. Siempre ha sido muy noble, nunca me negó un permiso, sólo una ocasión lo hizo, yo hice berrinche y le dejé de hablar una semana, nunca más lo he vuelto a hacer.
Tengo la firme convicción que me parezco a él, aunque físicamente me dicen que soy el clon de mi madre, sé que mis sentimientos son una réplica de él. No sólo he heredado de él el dedo chueco y sus enfermedades, también la fortaleza, la sensibilidad, el amor a lo que hago y la entrega hacia mis hijos, no sé mis hermanos, pero yo si estoy segura que soy la que más se parece a él.
Mis hijos han aprendido mucho de su abuelo, las comidas y la sobremesa siempre terminan en temas interesantes, la historia, creo yo, es uno de nuestros temas favoritos, siempre termino aprendiendo algo. Ha leído todo lo que le cae en las manos, pero lo mejor de todo es que lo comparte.
Este es mi padre, un hombre que se ha quitado el pan de la boca para darlo, primero a sus padres y hermanos, ahora a sus hijos y nietos. Un ser tan lleno de compasión, entereza, sabiduría, honestidad y rectitud que no es necesario enseñarnos, su ejemplo es nuestra guía.
Definitivamente mi padre es quien me ha ayudado a ser quien soy, mi acercamiento a él ha sido por la semejanza de caracteres, mi madre es fría y muy calculadora, mi padre al contrario de ella, me impulsa a alcanzar mis sueños, nunca me regaña por mis decisiones o errores, al contrario, cuando ve que quiero hacer algo me  impulsa, cuando ve que me estoy cayendo, sólo estira su mano y me ayuda a levantarme. Si alguna vez no fui lo que él esperaba, creo que sabe que me he esforzado día a día para alcanzar las expectativas que él tenía de mí y sé también que las he rebasado y por mucho.
Gracias papá por lo que eres, eso es un gran regalo, pero ser mi padre, es el mejor de todos los regalos! Te amo.

(anoche había publicado este blog, algo pasó y lo borré, lo volví a escribir y tal vez no es lo mismo que el primero, la idea es la misma)

sábado, 3 de noviembre de 2012

Cerro del Cristo Rey


En el pueblo de mis papás, que ni tan pueblo, es la cabecera municipal de Tenancingo, Estado de México, hay en un cerro un monumento a Cristo Rey, no es tan grande como el de Guanajuato o el de Brasil, pero para la gente de acá, es su identidad, que realmente los conocen más por su apodo de chayotes. En cada municipio la gente no se llama por su gentilicio, si no por su apodo, a ellos les han puesto chayotes porque en cualquier lado se da mucho dicha verdura, o como en Villa Guerrero que les dicen los burros, no por sus atributos, sino porque hace mucho tiempo, su única manera de transportarse era por medio del pobrecito burrito…


El cerro aparenta estar muy alto, y si, sólo un poco, y para poder subir existen dos maneras, por donde suben los autos o por las escaleras que le construyeron para que fuera más accesible  para la gente que le gusta ir caminando, 40 minutos aproximadamente es lo que se tarda uno en llegar a la cima. Muchos lo han agarrado como su lugar favorito para ejercitarse, y no los culpo, es un lugar hermoso, silencioso, lleno de árboles, realmente no hay mejor lugar, se presta para ir meditando.

Son 1200 escalones para llegar a la cima, pero no sólo eso hay que subir, para llegar a los escalones tenemos que subir una calle tan empinada que hace pensar que ir no fue buena idea. Desde la casa de mi abuela a este lugar, son 15 minutos, todo de subida.
 
 

Al terminar la calle hay un mirador y se puede observar el lugar, ahí ya me siento a gran altura, es hermoso!
 

Y comenzamos!!! Uno, dos, seis, veinte, ochenta… chet!!! Empieza a fallar la respiración, el sudor comienza a salir, y lo peor de todo es que los niños que van detrás de mí ya me están rebasando!… Empiezo a controlar la respiración, inhala profundo… exhala, otra vez!... inhala…. Exhala!! Volteo para atrás y quisiera regresar… pero mi orgullo me sigue llevando hacia arriba. Escalón 380, el hormigueo en las piernas ya está presente, la falta aire me obliga a detenerme y controlar nuevamente la respiración, el corazón comienza a brincar (espero sea de gusto!). Un poco de música para motivarme y el sentimiento de  culpa de los tacos de la noche anterior me sigue empujando hacia arriba.
 

Perdí la cuenta, ya lo que quiero es llegar y tomar un poco de agua. Al ir subiendo veo rostros desconocidos y muchos con la cara de felicidad de ir ya hacia abajo, eso me motiva más a lograr mi objetivo: tocar la cima! En el camino me encontré con un papá tomando de la mano a su pequeño hijo de no más de 5 años, el cual le iba diciendo: “ya ves, si nos hubiéramos regresado, no hubieras visto lo hermoso que es  desde allá arriba”… Dije para mí: gracias!!! Eso ayuda mucho, ya quiero llegar!!  Aunque eso ya lo sabía, he subido un gran número de veces, y siempre es el mismo arrepentimiento y el mismo gozo de llegar hasta arriba.
Al fin!!  Ahí estás!!! Siiiiii, es hermoso!... el último escalón!!!
 


Es impactante verse de frente ante una obra de este tamaño, no tengo el dato del tamaño exacto, pero me hace sentir aún más pequeña de lo que soy. Y algo de lo que me río cada vez que estoy allá arriba, es de lo que cuentan mis tíos, ellos siendo muy trabajadores, dicen que los hombres de este lugar son muy “huevones” o sea flojos, y que el Cristo Rey se los pusieron porque les está levantando los brazos diciéndoles: “No sean huevones, pónganse a trabajar” jajajajaja….

Este es mi Tenancingo, tierra cálida, abundante en deliciosa comida y lugares hermosos, tierra que vio nacer a mis padres, lugar donde viví todos los fines de semana de mi infancia y juventud. No puedo describir lo mucho que me encanta, sólo sé que disfruto estar aquí.
 

Y aquí voy de regreso, durante el regreso voy pensando que mañana no me podré mover, que las piernas sentirán cada escalón el triple de lo que son, que cualquier movimiento me dolerá. Pero con la gran satisfacción de haber logrado subir y disfrutado ese gran paseo, aunque doloroso, con el premio de ver lo maravilloso que es este lugar.



 

Y así es mi vida, con grandes retos, difíciles y con cuestas muy empinadas, pero siempre con la convicción que puedo esforzarme más para tocar la cima, el dolor siempre pasa, no es permanente, él se irá y yo seguiré lista para el siguiente reto, o quizás para el mismo de todos los días.