jueves, 12 de julio de 2012

Rebelde con causa...


"La rebeldía es una manera de expresar la necesidad de movimiento", que en el caso de mi hija, desde el vientre mostró ser una pequeña muy inquieta y especial, siempre buscando un lugar especial, hasta para dormir acurrucaba su cabeza entre mi brazo y mi torso, como queriendo esconder su cara de la luz del sol.
Su apresurada necesidad de movimiento nos obligó a colocarla a muy temprana edad dentro de su andadera, y a sus cortos 11 meses de edad, corría ya en cualquier espacio que se le permitiera. Desde pequeña, cualquier obstáculo era un reto, no había cinturón de seguridad, protección o barrera que le impidieran mover su diminuto cuerpo, ello le ganó el sobrenombre de Houdini, era impresionante ver cómo se escurría entre los cinturones de seguridad y deslizarse hasta colocar sus pies sobre el suelo y dirigirse a su objetivo: la libertad!!
Su necesidad de movimiento a mí nunca me pareció fuera de lo normal, entendía su inquietud y su pasión por lo complicado porque siempre fue así, era estresante dejarla de ver por un minuto, cuando volvía la vista hacia ella, su posición ya era en un lugar más alto que su cabeza, su lugar favorito: la mesa!!
A sus cortos 3 años comenzamos a buscarle alguna actividad que le hiciera perder un poco de energía y comenzó con sus clases de natación, era divertidísimo ver cómo asoleaba a los instructores porque a la nena le encantaba echarse clavados todo el tiempo, sin medir el peligro, ella se aventaba y los profesores corrían a sacarla y más tardaban en decirle que esperara sentada su turno, cuando ella volvía a hacer su entrada a la alberca con un gran chapuzón y la sonrisa tan característica de ella como diciendo "miren, ahí voy de nuevo"!!!!! Eso obligó a la escuela de natación a contratar a una nueva instructora, casi exclusiva de mi pequeña rebelde.
A los 6 años encontramos una escuela de gimnasia cerca de casa, casi por instrucciones del ortopedista la metimos a esa actividad por un problema de rodillas y por el cual tenía que hacer media hora de puntas al día, al no lograr que lo hiciera, llegamos a la conclusión de que el ballet o la gimnasia la ayudarían. La clase muestra de ballet fue un fracaso, ni siquiera logramos que entrara, no le gustó, y en gimnasia la aprobación fue inmediata. Después de un año de asistir dos horas diarias, era impresionante ver cómo subía con sólo sus brazos una cuerda de 5 metros, quedarse ahí hasta que el instructor la obligaba a bajarse. Así fue como confirmamos que mi hija era amante del peligro, de los retos, de su libertad de movimiento.

Dejamos la gimnasia un tiempo por razones económicas y volvieron a la natación en la alberca municipal, en la cual los clavados eran limitados sólo a los días viernes y al ver que ya no era divertido, desertó, no había la magia que algunos años atrás  había vivido.
Hace tan solo año y medio, por prescripción médica, nuevamente, nos vimos obligados a inscribirla a la gimnasia, deporte que ella escogió, a los 3 meses la entrenadora la subió de nivel, y al año comenzó con su primer competencia, en la cual obtuvo primer lugar en los 4 aparatos y medalla de segundo en puntos por escuela. Es indescriptible ese día, su cara de felicidad, la satisfacción de sentirse la mejor en su categoría y clase, el comprobar que algo que ama le traería  el orgullo de decir que era buena en ello y además, disfruta hacerlo.
No dejo de asombrarme cómo llega a las competencias sin miedo, cero nervios, yo mordiéndome hasta los dedos y ella tranquila como la noche. Y al final de cada competencia, aunque no haya obtenido los primeros lugares, regresa feliz a casa con sus medallas de segundo y tercer lugar, no hay mejor ejemplo a seguir que ella, saber perder con dignidad y apreciar lo ganado, aunque no haya sido la mejor.
Ahora después de 4 competencias , 13 medallas y sus hermosas fotografías, me llena de orgullo decir que aquella pequeña rebelde, inquieta, terca y valiente ahora enfoca su energía a un objetivo: ser la mejor sin importar su dolor de las manos, los golpes en las rodillas, los estiramientos que la hacen llorar y el cansancio de entrenar  60 horas al mes.
Amo a mi  niña, quien con tanto amor he cuidado y alentado a perseguir su sueño, en quien yo he puesto toda mi fe para ser alguien importante en la vida, en quien yo he creído desde que la vi subirse por primera vez a la mesa sin ayuda de nadie. Esta es mi Lili, mi linda chiquita enojona y rebelde. Se parece a su madre!! (tenía que decirlo!!)


Gracias a Eduardo Oliva por la edición de esta foto, es hermosa!

1 comentario:

  1. ¡wooow! está padrisisima la historia de Lily Rebelde... Felicidades hermosa por tus grandes éxitos a tan corta edad, que segura estoy son los primeros de todos los miles que vienen para ti con esa perseverancia.. y toda mi adamiración a ti sister, por tu gran labor de mamá, ese apoyo y fé es impresionante... las kello!! bSS!!

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