Las peores desepciones vienen de esperar algo de los demás. He aprendido que los mejores regalos me los he dado yo, que si doy una sonrisa sin esperar ser correspondida, me da más satisfacción que cuando me sonríen. Que mis sueños me pertenecen y son para crecimiento mío, si alguien sale beneficiado con ello y lo hago feliz, sabré que estoy haciendo algo bien sin que me lo tengan que decir.
Que un "te quiero" significa más cuando lo demuestras que cuando lo dices, aún sabiendo que no hay reciprocidad.
Ahora sé que tener una pareja no es sinónimo de esperar que me hagan feliz, si no de buscar hacerme feliz por mis propios medios y contagiar a quien está a mi lado.
Nadie está obligado a dar felicidad a otros, pero cuando realmente queremos a alguien, doblamos esfuerzos para darles un poco de felicidad. Es por ello que no esperar nada de nadie y recibir mucho, es hablar con hechos, y decir cuánto somos capaces de amar.
"No esperaré por aquello que quiero, si yo quiero, voy a ir por él"
No hay comentarios:
Publicar un comentario