No era el chorrito que dejaba en el vaso de leche, era su afán de retarme día a día.
No era el chorrito derramado en la taza del baño, era su molestia por reclamarle.
Nunca fue el chorrito desperdiciado en el bote de leche, era su indiferencia a mis peticiones.
No era la falta de ayuda, eran todas las cosas que estaban antes que yo.
No era su ropa tirada en el suelo, era su indiferencia.
Nunca fue que no se ocupará de mi, fueron todos los que estaban en medio.
No era su ausencia, fue su presencia a medias.
No quería ver que nunca quiso dar mas, y ahora que no doy nada, es capaz de prometer cualquier cosa. Todo tiene un limite, hasta los pinches chorritos.
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