Tengo tantas ganas de tomar tu mano y caminar sin rumbo. Dejar que mis pies sigan a los tuyos. De volver la cabeza, mirar hacia atrás y comprobar que no hay camino de regreso, no al menos por unas horas. Quiero poner mis manos en tu cara, acariciar cada centímetro, tocar tus labios y poder mojarlos con los míos. No hay mayor delicia que poder sentir la humedad de tu boca, recordar tu sabor. Soy una adicta a tu voz, a tus letras, a tu recuerdo. Te pienso cada vez que algo me recuerda a ti y si te olvido es porque estoy durmiendo y no entraste en mi sueño. No te puedo tocar, sin embargo puedo acariciarte. No te puedo besar y tus labios endulzan mi vida. No puedo verte pero iluminas todos mis días. No puedo olerte pero tu recuerdo despierta mi sed de ti. No eres para mi, sin embargo eres mío. No deseo perderte y no te he tenido nunca. No me das felicidad, me haz enseñado a ser feliz. No se si me mientes, pero no quiero saberlo. Así disfruto lo que no tenemos, saboreo lo que cada día hay de ti para mi.
Eres el tormento que me gozo recordar.
domingo, 3 de noviembre de 2013
Mi tormento
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