lunes, 16 de junio de 2014

12 años y un reto de 21 kilos

El 19 de Enero de 2014, a sólo 3 días de cumplir 12 años, Juan Alexis, mi hijo más pequeño comenzó un reto: bajar 21 kilogramos en 5 meses. No sabíamos si lo lograría, pero aún así empezamos.
Ese mismo mes comenzó la temporada de entrenamiento en el futbol americano, no tenía ni la menor idea de lo que iba a suceder, pero entró, probó una semana y los entrenadores no se cansaban de decirle que era  bueno en eso y que estaba hecho para este deporte, para mi fue muy halagador, y para el fue impactante debido a su sobre peso no se había podido desenvolver bien en ningún deporte.
A la edad de 3 años entró con sus hermanas a la gimnasia, deporte que no tomamos en serio debido a su corta edad y en donde algunas mamis me decían que  tenía resortes en los pies ya que era el único que saltaba todo el recorrido con obstáculos, sin parar,  con los pies juntos. A los 4 años gano segundo lugar en una carrera de velocidad.  A los 5 años entró a la natación, donde ya comenzaba a tener un poco de sobre peso, no duró mucho tiempo y se salió. A los 7 años lo inscribimos a un club de futbol, duró unos 2 años jugando y debido a falta de tiempo de parte mía y de su padre, no pudo seguir, regresó a la gimnasia, después probó el box, otra vez futbol y terminó tomando clases de hip hop en dos escuelas. Nada era lo suficiente atractivo para él como para seguir practicándolo. Comenzaba a sentirse acomplejado por su peso. Preocupada por ello, siempre traté de buscarle algo de acuerdo a su carácter, y la verdad, el futbol americano era algo que nunca contemplé.
Llegamos a este deporte porque su hermana entró al equipo de las porristas y un buen amigo mío le platicó lo fantástico del deporte y lo convenció de entrar.
Cuando me dijeron que lo tenían que pesar porque había un peso límite, no me preocupé, sabía que el ejercicio le ayudaría, pero al subirse a la báscula y ver que casi pesaba 72 kilos, realmente me asusté, la última vez que lo habíamos pesado pesábamos lo mismo, 60 kilos. ¿En qué momento lo descuidé tanto? pregunta que me estaba atormentando, pero no tanto cuando me enteré que el peso límite para su categoría eran 51 kilos, o para la categoría siguiente que es de 56... ¡Madre! decía en mis adentros, en esta o aquella, ¡eran muchos kilos!
Pero al ver su cara cuando me preguntaba: ¿Verdad mami que si lo vamos a lograr? yo sólo podía responder: -Sí mi vida, lo vamos a lograr. Realmente nunca estuve segura de ello, el miedo me invadía por prometer algo que no estaba segura poder cumplir.
La primera semana fue impactante para mi, mi hijo era un niño muy desordenado para comer, siempre regresaba de la escuela comiendo frituras, cosas dulces, en casa de mis padres tomaba mucho refresco, a la hora de comer, lo hacía muy rápido y en exceso. Pero esa semana me demostró que realmente deseaba cumplir su objetivo, dejó de comer frituras, refresco, dulces, galletas, pan de dulce, leche con chocolate (que siempre la había tomado así), no hubo dieta rigurosa, únicamente comíamos lo mas sano posible, y al llegar el día de pesarlo... ¡2 kilos se habían desaparecido!, su cara lucía más delgada y el tamaño de su abdomen disminuyó. El cambio se notó de inmediato y el se puso muy feliz. Así pasamos dos meses hasta que ya no hubo cambios. Busqué una alternativa y lo llevé con la hija de una amiga y probamos la auriculoterapia. Volvimos a la batalla, 2 o 2,5 kg por semana, pero llegaron las vacaciones de primavera y nos volvimos a estancar... ya estábamos 12 kilos abajo, pero la meta se veía lejos todavía. Retomamos la auriculoterapia y logramos bajar otros 3 kilos y otros más,  corríamos 4 kilómetros por las tardes (en mi hora de descanso) para aumentar el ejercicio y no quitarle más comida.  Y nos llegó junio,  mes de pesarse cada semana,  la meta estaba muy cerca,  4 kilos nos estaban estresando,  no hubo cambios durante tres semanas.  Su papá lo inscribió a la natación y disminuimos las grasas,  su cuerpo ya no tenía más para bajar.  Hubo un partido de entrenamiento y no lo pesaron,  logró estar en el campo,  pero no pudo jugar los dos partidos de scrimmage por que aun no daba el peso.  Su estrés aumentaba y se perdió el primer partido,  sólo eran dos kilos!!!  Esa semana solo comió pechuga asada sin sal, verduras verdes,  agua en exceso,  y un día antes del segundo partido abracé a mi niño creyendo que no lograría jugar.  Pero al llegar al campo,  pude ver a Alexis en el campo con el equipo puesto...  Sería su primer partido!  No logró dar el peso,  pero hubo negociación...  Yo lloré, liberé ese estrés que tenía junto con el,  lloré porque fui testigo de un logro extraordinario de mi hijo,  porque él era feliz. 
La siguiente semana ya no debía pesar 51,  tan solo debía pesar 52,200, y su peso fue de 52. Lo logró,  ahora sería su primer partido dando el peso. 
Hoy a un año de ese gran logro,  lo veo cuidarse,  disfrutar su nueva vida,  amar su deporte y prometerse nunca más volver a engordar.  Admiro a mi enano por su compromiso,  su tenacidad,  su entrega.  Eres Alexis,  un ejemplo y  motivación para muchos,   te ganaste el respeto y admiración mio,  de tus hermanas,  la familia y amigos.  Soy tu fan mi niño.  Te amo.  Felicidades por un año de haber aceptado tener una nueva vida. 











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