lunes, 8 de abril de 2013

Nunca fui tan feliz!

En ese preciso momento fue cuando todas las emociones juntas reventaron dentro de mi corazón. En un bello mes de abril.
El estómago hacía ruidos parecidos a cientos de abejas dentro de una caja. Las piernas me temblaban y las manos me sudaban. Esa mirada y sonrisa juntas delataron tu mismo sentir.
Nuestras mejillas se rosaron por segundos. Un abrazo corto pero muy cálido. Unas cuantas miradas tímidas y de pronto un beso largo y tembloroso. Nunca fui tan feliz como en ese momento, sentir tus manos en mi cintura, tus ojos en los míos, tu cuerpo pegado al mio. Ambos volando a centímetros del suelo.
Sensaciones iban y venían al compás del aire de primavera. De pronto nuestras sonrisas se conocieron, nuestros ojos volvían a hacer contacto y nuestras manos se tocaron por primera vez. Te sentía temblar entre mis dedos, me mirabas de pies a cabeza, y yo hacía lo mismo, sí, eramos nosotros!!, no estábamos soñando, estábamos viviendo un sueño antes ya imaginado.
Al fin pudimos desnudar nuestras almas y dejarnos ver, cada palabra, cada sentimiento se podía leer en el aire, nada podía ser más perfecto, tu y yo reconociéndonos a pesar de los años y de otras vidas. El calor de abril dejaba salir gotas de sudor de entre nuestras caras, pero aún así no me cansaba de besarte, y pude disfrutar tus labios, tu sabor, tus caricias, y lo que más pude disfrutar, fueron tus ojos en mí, esa mirada tierna, que sin hablar me dijeron todo.
Me hiciste muy feliz, todo fue perfecto, aún después de despertar del sueño te sigo recordando así, y me sigue provocando felicidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario