martes, 12 de marzo de 2013

Eddy, mi diario

Hoy reanudo lo que alguna vez dejé pendiente en el ayer, para ser exacta, hace 17 años. Eddy, mi diario, o como solía llamarlo, es el nombre de un chico con el cual nunca crucé palabra, bueno si, en la tienda de su tío, alguna vez le pedí queso cotija, y le di las gracias... (mi mamá me obligaba a ir ahí para ver si el sonso se animaba a hablarme). Mi prima Lety era su compañera de colegio, mi tía, tenía una tienda de materias primas sobre una de las avenidas principales del pueblo, y yo, al no tener nada que hacer los fines de semana que andábamos por allá, aprovechaba para ir a distraerme un poco ayudando en la tienda. Eddy varias veces pasó por ahí y supo de mi, mi prima nunca quiso presentármelo debido a que sabia que yo tenía novio y él tenía su novia en la preparatoria donde estudiaban. Y cada domingo que yo estaba ahí, él montado en su bicicleta, pasaba varias veces con la esperanza de que mi prima dejara su moral de lado y nos diera la oportunidad de decirnos al menos "Hola"...
Exactamente no sé cuántos años pasaron así, hasta que un día, exactamente en el noveno día después de la muerte de mi abuelo, mi madre llegó a la casa y me dijo:
- siéntate!, tengo algo que decirte, Yo realmente le tengo un pánico a mi madre cuando comienza a hablarme de esa manera, es horrible imaginar que me haya cachado en alguna travesura y venga a reclamarme!!!
Pero esta ocasión sólo dijo:
-Eddy está muerto...  Dios!!! cómo? qué pasó? Un terrible accidente le arrebató la vida. Cayó de cabeza de una segunda planta arreglando una bocina en una fiesta. Logró llegar al hospital, lo tuvieron en observación, todos sus amigos estuvieron con él y de pronto, todo se terminó. Nunca nadie imaginó que este chico terminaría así. Sentí horrible!, era esa sensación de haber perdido algo muy querido, pero sin la lágrimas para llorar. Esa noche, estuve muy triste, por un lado por la reciente muerte de mi abuelo favorito y por otro lado por la partida de alguien en quien pude fantasear un poco, tomé mi diario y escribí: "QUERIDO EDDY"... y al día siguiente, sin pensarlo, otra vez estaba contándole mis cosas a un nombre sin dueño, o que si lo tuvo pero no estaría mas, así que decidí tomarlo para mí, desde ese momento EDDY sería mi confidente.
Y hoy he vuelto a escribir:
Querido Eddy, te he extrañado tanto y tengo mucho por contarte...


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