lunes, 12 de agosto de 2013

40, la edad en que todo importa o todo te deja de importar.



Hace 10 años noté unas pequeñas arrugas alrededor de mis ojos, controlar mi peso comenzó a ser un problema, los hijos pequeños me restaban tiempo dormida y despierta, hasta mis soledad tenía compañía y la vida social parecía un lujo fuera de mi alcance. A unos días de cumplir 40 años encontré mi última década tan parecida a un huracán, comenzó con unos pequeños cambios que daban aviso de una gran tormenta que poco a poco se intensificaría hasta llegar al remolino de emociones que soy el día de hoy.

Hasta hace poco  aprendí que las arrugas no son signo de la edad, si no una marca que te indica cuánto has reído. Dejé de preocuparme del sobre peso y he aprendido que ciertos alimentos me ayudan  a mantener una digestión adecuada, por lo tanto unos días llenos de salud. El ejercicio ya no es un lujo, es una necesidad para poder sentirme bien conmigo misma. La diversión no es obligatoria, se ha convertido en un gusto. Dejar de fumar no me estresa más, al contrario, me hace feliz. Agradar a la gente dejó de ser mi preocupación y amanecer contenta tal como soy, es mi misión. Dejé de esperar de los demás, yo soy mi hacedora de sueños. Dejé de huir de mis hijos, ahora corro para poder pasar el mayor tiempo con ellos. Y si alguna ofensa o halago no llevan implícito mi nombre, no son para mí. Todo esto junto con mis ganas de superarme cada día, lo he llamado ¡vivir!

Llegar a esta edad me ha dado mucha satisfacción, ahora entiendo porqué todos aquellos que han atravesado el umbral de los 40 viven más felices, dejan de preocuparse y comienzan a ocuparse, dejan de llorar y comienzan a buscar sonreír más, trabajan para vivir y dejan de vivir para trabajar. Ahora el amor no es la base de la vida, la vida es la base del amor. La pasión dejó de ser prohibida y lo prohibido se vuelve apasionante. El tiempo libre ya no lo usan para descansar, lo utilizan para hacer lo que más les gusta.

Si pudiera regresar el tiempo pediría que no me regresaran, he vivido lo necesario para poder dar gracias a la vida y valorar más este momento.

Adiós 30's, me enseñaron el camino largo pero lleno de sabiduría. Bienvenidos 40's, estoy dispuesta a aprender más.

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